domingo, 3 de julio de 2011

“SHE WAS A VIRTOUS WIFE”


La vicepresidenta del Club Msrdarcy de Zaragoza MariCarmen Delia Gregorio ha realizado este interesante articulo para el blog sobre las mujeres y el mundo funerario del siglo XVIII y XIX, hay que decir que es especialista en el mundo funerario femenino de época romana, de hay la elección de este tema. Aquí les dejo el articulo:



“SHE WAS A VIRTOUS WIFE”. MUERTE Y VIRTUDES FEMENINAS EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

Dedicado a todas aquellas mujeres que han sido, a las que somos, y a las que serán. Que nunca se olviden de su herencia.

Los “Estudios de Género” o estudios sobre la Historia de la mujer nacieron en los Estados Unidos a finales de los años sesenta del siglo XX, promovidos por el movimiento político y social feminista. A partir de entonces comienza a estudiarse la historia de las mujeres en particular, al igual que la historia de las relaciones sociales entre las mujeres y los hombres. Se produce lo que podríamos llamar un re-descubrimiento de la figura femenina a lo largo de la Historia, figura que había sido olvidada, en muchos casos intencionadamente, concediendo un exclusivo protagonismo a los varones.

Desde entonces la producción bibliográfica sobre la investigación de las mujeres ha destacado por su cantidad y calidad, revalorizando el papel femenino en la Historia de la humanidad, de la que es indisoluble, ya que es imposible poder entender la Historia en su conjunto sin incluir la historia de las mujeres. Fruto de esa intensa investigación son los diferentes seminarios, instituciones y asociaciones que nacen desde los años setenta del siglo XX, como la pionera en España Seminari d’Estudis de la Dona (SED), en 1979, a la que seguiría el Seminario de Estudios de la Mujer (SEM) en el mismo año. Destaca igualmente la Asociación Española de Investigación Histórica de las Mujeres (AEIHM) o el Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer de la Universidad de Zaragoza, fundado éste último en 1994.

De entre los diferentes ámbitos temáticos que nos proporcionan información sobre las mujeres a lo largo de la Historia, y por extensión de las distintas culturas de la humanidad, destaca el mundo funerario.

Las necrópolis, ciudades de los muertos, son un fiel reflejo de la ciudad de los vivos. En ellas se puede apreciar la grandilocuencia de las familias a través de sus monumentos funerarios, y el deseo de permanencia de las difuntas y difuntos en la memoria de la colectividad viva, deseo que se atestigua en todas las culturas de la humanidad y a lo largo de todas las épocas, precisamente porque deriva de una necesidad humana: si una persona que fallece no es recordada por la colectividad, es como si no hubiera existido, y su memoria acaba desapareciendo con el tiempo. Ya en época romana, olvidar a las fallecidas y fallecidos era incluso peor que la muerte física: era la muerte real.

De tal modo, si realizamos un recorrido por las tumbas de época antigua presentes en los cementerios podremos darnos cuenta de la importancia y necesidad del recuerdo, y de que ese recuerdo debe ser ejemplar y único con cada persona fallecida, de manera que pueda individualizarla.

En este sentido nos hemos centrado en unas cuantas tumbas de mujeres que vivieron en los Estados Unidos entre los siglos XVI al XIX, siendo enterradas en los cementerios de South Burying Place, Old Hill Burying Ground y Sleepy Hollow (Concord, Massachussets), y Old Dutch Burying Ground (Sleepy Hollow, Nueva York).
El estudio de sus epitafios nos lleva a afirmar con propiedad que la mujer es recordada refiriéndose a su papel de esposa, madre y por sus virtudes femeninas y domésticas, estableciendo de este modo una conexión con el recuerdo femenino de época romana. Como vamos a tener ocasión de poder apreciar por los ejemplos que ofrecemos a continuación, en sus inscripciones funerarias se resaltan los méritos por los que destacó en vida, aquéllos por los que interesa ser recordada.

De este modo encontramos a Ann Couenhoven, widow and relict (“viuda”) of Edward Couenhoven, que falleció el 6 de noviembre de 1797 a los 63 años (Old Dutch Burying Ground, Sleepy Hollow, Nueva York), señalando su lápida su papel de “esposa de”, por lo tanto, conocida a través de su marido.
Igualmente Dorcas Barrett, a virtuous wife, atender Mother, and was truely religious and examplary in her life and conversation; fallecida el 17 de abril de 1767 a los 29 años de edad (South Burying Place, Concord, Massachussets), y recordada por haber sido una buena esposa, madre y buena cristiana.
El epitafio de Zeruiah Miles, fallecida el 12 de julio de 1757 a los 30 años de edad también señala su papel de correcta esposa, además de otras virtudes femeninas, como la una conducta adecuada: she was of a pleasant temper, a respectfull wife and of a good conduct and behaviour in her life  (South Burying Place, Concord, Massachussets).

Tumbas de
Anne Couenhoven en el cementerio Sleepy Hollow de New York y Zeruiah Miles en Concord, Massachusets.

Llorada esposa y madre fue Elizabeth Munroe según su inscripción funeraria: Left a sorrowfull husband and ten children. Virtuous and Exemplary in her converstation (“Dejó un entristecido marido y diez hijos. Virtuosa y ejemplar en su conversación”). Falleció a mitad del siglo XVIII, con 39 años (Old Hill Burying Ground, Concord, Massachussets).

En este breve recorrido por epitafios femeninos de épocas pasadas, no podíamos dejar de mencionar a nuestra querida Jane Austen, fuente de inspiración y que se merece toda nuestra admiración. Nació el 16 de diciembre de 1775 en Steventon, Hampshire, Inglaterra, siendo la séptima hija de George Austen y de Cassandra Leigh. De mente inquieta y despierta, comenzó a escribir a muy temprana edad, produciendo algunas de las obras maestras de la literatura, como Orgullo y Prejuicio, Sentido y Sensibilidad, y Emma, entre otras, fiel reflejo de la realidad de su época y concediendo un importante protagonismo a la mujer, heroína de sus novelas. Fallecida el 18 de julio de 1817, a los 41 años de edad, su lápida, en la Catedral de Winchester, muestra algunas de sus virtudes más preciadas: “La benevolencia de su corazón, la dulzura de su carácter y la extraordinaria dotación de su mente obtuvieron la consideración de todos los que la conocieron”. Investigaciones posteriores demuestran que pudo haber fallecido de una enfermedad renal, llamada de Addison.
Dejamos una pregunta en el aire, y os animamos a que expreséis vuestra opinión al respecto: al conceder un importante protagonismo a la mujer en su época, como heroína indudable de sus novelas, ¿puede ser Jane Austen considerada defensora de la mujer, y por tanto visionaria y anticipadora del movimiento feminista?. 

Tumbas de  Elizabeth Munroe  y Dorcas Barrett en Concord.
Una inscripción funeraria curiosa resulta ser la de Miss Abigail Dudley, que fue honrada, a su muerte, el 4 de junio de 1812, y a la edad de 73 años, con una lápida en el cementerio Old Hill Burying Ground de Concord, Massachusetts. Su caso es especialmente destacable, ya que el material de su lápida fue cuidadosamente elegido por su capacidad de permanencia, para conseguir perpetuar su memoria. Y el color de la misma, blanco (símbolo de pureza y tranquilidad), para resaltar el carácter apacible de la difunta. Es decir, los elementos que van a posibilitar el recuerdo de la fallecida se extienden también a su aspecto externo, y así se explica en el epitafio, para que no quede ninguna duda al respecto: “This stone is designed by its durability to perpetuate the memory and by its color to signify the moral character of Miss Abigail Dudley” (“Esta lápida está diseñada por su durabilidad para perpetuar la memoria y por su color para resaltar el carácter moral de Miss Abigail Dudley”).

Miss Abigail Dudley
El recorrido por todas estas lápidas y monumentos funerarios nos ha permitido apreciar que en ellos destaca especialmente el deseo de recuerdo de la difunta en la memoria colectiva, o incluso entre las generaciones posteriores y de luchar contra el tan temido olvido, que supone la verdadera muerte de la persona.

Para hacerse reconocer, se suele indicar en la mayoría de los casos la vinculación familiar directa con otros personajes de la sociedad, indicando de quién se es hija, esposa, madre o viuda. Unido a lo anterior se puede señalar el que la onomástica de la fallecida se exprese de manera completa, con nombre y apellidos en su epitafio, indicando todos los datos posibles para saber exactamente a quién pertenece esa tumba, ya que cada persona es única e irrepetible.

Lo más importante es que se tiene la intención de recordar, una vez desaparecida de la esfera terrenal, de manera intachable, y resaltando los méritos personales, familiares, profesionales, es decir, aquéllos en los que la difunta destacó en vida, porque precisamente por lo que se deje escrito en su tumba va a ser recordada. Incluso se podría hablar de conducta ejemplar a imitar en lo posible por las sucesivas generaciones.

Cementerio Highgate, Londres

4 comentarios:

  1. No sé porqué siempre me han gustado los camposantos, antiguos, con esas lápidas que cuentan tantas historias del pasado... otra gente pensará que resulta morboso, pero yo creo que es un viaje hacia atrás y tomar conciencia de que nada es para siempre, pero que bonito sería que nos recordasen con palabras amables y dulces...
    Hay algunas tumbas que son verdaderas obras de arte, tristes eso sí... y ¿qué me dices cuando encuentras una tumba a la que se le ha borrado el nombre ó que aparentemente está abandonada? siempre me pregunto quien sería, que haría, si alguien le recordará...
    me recuerda un capítulo de Rise Lark... la imaginación vuela!
    Un besote y como siempre fenomenal entrada! gracias neni!
    Feliz Verano!!

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  2. Muy interesante.
    Lo que me gustaria saber es que significan los angeles y supongo que sera tipico de los cementerios Nordicos.

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  3. Muy buen artículo, Mari Carmen. Me ha parecido muy interesante :)

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  4. Muchas gracias por todos vuestros comentarios, los agradezco mucho. Me alegra que este pequeño artículo os haya parecido interesante. Es un pequeño aporte y una representación de algunas de las palabras y expresiones con las que solían recordar a las mujeres en sus tumbas. Ya habéis visto que en muchos casos tales expresiones son bastante parecidas, ya que, como se comenta en el artículo, se las recordaba precisamente por su papel de esposas, madres e hijas, principalmente. Así era en el mundo romano, que estudio con pasión en su faceta de epitafios femeninos, y creo que realmente no ha variado mucho desde entonces. Yo también pienso, tal como dice Beth en su comentario, que los cementerios hablan de lo efímera que es la vida. Realmente nos invitan al "carpe diem", "aprovecha el momento". Precisamente relacionado con esto está la expresión que utilizan gran cantidad de lápidas de los siglos pasados: "Tempus fugit", "Memento mori", es decir, "El tiempo vuela", "Recuerda que eres mortal". Y recordando a estas mujeres, conociendo sus historias, las devolvemos a la vida. Si una persona no es recordada tras su muerte, es como si jamás hubiera existido.
    Los ángeles en las tumbas suelen referirse a los guías que las difuntas y difuntos necesitan para poder llegar al Cielo. Son un elemento muy representado en el siglo XIX.
    Yo manejo más época antigua y paleocristiana, y concretamente en la Tarragona de aquéllas épocas los elementos que vinculan con el Cristianismo son crismones, algunos de ellos muy sencillos, o el nombre de Cristo mencionado en la inscripción funeraria.
    Encantada de vuestros comentarios

    Mª Carmen

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