Denise llega a París junto con sus dos hermanos pequeños Jean y Pepé con la intención de trabajar en la tienda de su tío Baudu "El Viejo Elbeuf". Pero al llegar allí el trabajo que su tío le había ofrecido un año antes, no puede dárselo debido a la falta de clientela. Esta situación se debe al Gran Almacén de moda, El Paraíso, que está situado justo enfrente de la tienda de Baudu.
El Paraíso es una gran tienda de confección que ofrece gran variedad de productos asequibles lo que provoca la ira de los pequeños comerciantes que ven como disminuyen las ventas. Denise que continúa con la búsqueda de un empleo y que pretende no ser una carga para su tío acepta un trabajo de dependienta en el Paraíso, aun a sabiendas del desagrado que le produce a su tío.
El dueño del Paraíso es un Joven viudo llamado Octavio Mouret, capaz de dominar a las todas las mujeres a su antojo que caen rendidas a sus pies. También es muy perspicaz en los negocios, un joven astuto y emprendedor, con el único objetivo de ampliar su negocio.
La novela resulta interesante y amena y promete una historia de amor y odio entre la dependienta y el dueño de El Paraíso. En ocasiones me recuerda a nuestros héroes o heroínas a Mr Thorton o Rochester para el personaje masculino, y la inocencia de Jane Eyre, Molly Gibson o Catherine Morland para el personaje femenino. Poco es lo que he leído y me ha entusiasmado, estoy deseosa de continuar con la lectura.
La novela sigue siendo la mejor introducción a las prácticas mercantiles de los Grandes Almacenes. Porque no han cambiado nada. Ya mostraban en los bajos del escaparate unas chucherías que llamaran la atención de los niños, para que, al detenerse, las señoras repararan en las lujosas mercancías situadas en altura. Ya diseñaban el recorrido interno del almacén de manera que el curioso hubiera de pasar delante de una buena selección de productos tentadores antes de llegar al que estaba buscando.
Ya entonces vendían a precio ruinoso alguna mercancía muy buscada (la seda, en aquel tiempo), de manera que atrajera público. Sabían que el cliente compraría otras cosas cuyo precio inflado compensaría las pérdidas. Ya era su mayor enemigo el pequeño comerciante, cuya respuesta se traducía en posiciones políticas ultraconservadoras, explotadas por los políticos populistas.
Ya el mayor gasto proporcional del almacén era la publicidad, con la que procuraba presentarse como el colmo de la vanguardia, de la sofisticación, de la elegancia, del deseo, de estar a la última, de la modernidad. Ya cumplían los principios básicos de todo Gran Almacén: marcar precio fijo en todos los objetos, permitir la anulación de la venta devolviendo el dinero, y que el pago de los empleados, casi en totalidad, fuese por una comisión sobre las ventas.
Zola señalaba que Boucicaut tuvo el genio comercial de saberse ganar a las madres por medio de los niños, para ello a partir de 1867 realizó la entrega de la “imagen de la semana” unos cromos de excelente litografía con un reverso reflejando la imagen del edificio principal de la cadena, con las que se configuraban diferentes colecciones, con lo que se lograba así la fidelización de la clientela. Se desarrollaron un buen número de colecciones en los cuales las acciones eran realizadas por niños, una práctica nuevamente que demuestra el claro sentido mercantilista del personaje.
Información de los almacenes del blog: A grandes zancadas. Mas información en: http://en.wikipedia.org/wiki/Le_Bon_March%C3%A9 y http://en.wikipedia.org/wiki/Aristide_Boucicaut
Zola es un autor "clásico" del que no he leído nada.
ResponderEliminarTengo que darle una oportunidad.